¡Ay queridos míos!, si estáis como yo (y qué duda cabe, como el resto del mundo) el día 5 ya es fin de mes, y uno se acaba tirando más tiempo devanándose los sesos en qué comer que no haya comido ya, sin deprimirse por lo mermado del presupuesto.
Es de rigor reconocerlo, cuando los dineros son escasos y el lonchafineo pasa a protagonizar más tu vida que tu mismo, acabas cansado de siempre lo mismo, pasta, pasta, pasta, salchichas con huevo frito y algo de carne los días de guardar, normalmente los fines de semana. Ni nos planteemos el pescado, no a los precios que hay en el barrio… ARGH
Y hay días que lo más creativo que logramos hacer es meter todas las verduras viejas de la nevera en una olla, pasarle la minipimer y llamarle puré.
Son tiempos dificiles para los gourmets y los gorrinets como nosotros.
Pero todo tiene solución en la vida, aunque muchas veces requiere un poco de imaginación y patearse un poco tu ciudad para encontrar esos ingredientes todoterreno y salvadores.
Hoy regreso a vosotros en los albores de la tempestad para hablaros del miso.
El miso no es otra cosa que judías de soja hechas una pasta fermentada junto con (a veces) cereales con abundante sal. Se dice y se comenta que el umami es poderoso en él. ¿Umami? El umami es el que llaman quinto sabor, el sabor sabroso, que viene a ser como la fuerza en el universo Star Wars, sólo unos pocos alimentos tienen umami de manera natural. Entre la familia Jedi Umami reconocida encontramos las setas, los tomates, las ostras y las salsas y derivados de ostras, también dicen frecuentarla los tomates, pero no esos que saben a corchopán del carreflush, esos no sirven ni para una mala tomatina.
El caso es que el miso además de ser sabroso es bastante sano, los productos fermentados, como bien nos ha braseado Jose Coronado durante mucho tiempo, son buenos para los intestinos, alimentan la flora bacteriana de nuestros intestinos haciendo que… bueno, ya sabéis, se despierte el tigre que hay en tí (y vayas al tigre xDDD) Pero hay que darle el mérito que tiene al miso, y es que ya existía desde mucho antes de que llenáramos nuestras neveras de yogures con sobrecoste por tener un envase verde.
Para los poco puestos: tiene un sabor salado y sabroso y hay de varias clases, aunque las mas normales son la blanca y la roja. El miso blanco tiene un año de fermentación y el miso rojo aproximadamente dos, convirtiéndose en un producto más fuerte al paladar. Los podéis encontrar en prácticamente cualquier herbolario, aunque yo os recomiendo por economía comprarlos en un supermercado asiático, donde podéis encontrar en la zona de refrigerados paquetes de un kilo por un módico precio de 3 euros y poco y que os puede durar eones.
Además de en esta receta podéis haceros una sopa de miso con un poco de caldo y disolviendo un par de cucharadas. Añádele un poco de tofu y algas deshidratadas y voilá! Ya tienes una sopa rápida y reconfortante.
Si lo juntas con la humilde berenjena asada le da un toque sabroso y distinto, sin el tiempo de dedicación de unas berenjenas rellenas al estilo clásico o la sosez de hacerlas a la plancha. ¡Ganamos de todo! ¡Si es que más fácil y es pedir comida a domicilio!
No me seáis vagos y lanzaos a comprar el miso, ya veréis como no os arrepentís. ¡Y encima receta vegana que también vale para inviegno! ¡Badabumchssss!
Los ingredientes son pocos, buenos y baratos, lo primero: las berenjenas, firmes pero no duras, un diente de ajo, pasta de miso y vino blanco, como complementos: semillas de sésamo y albahaca para decorar y un poco de salsa picante para darle vidilla si te apetece. Comenzamos poniendo el horno a calentar a 180º
Parte las berenjenas por la mitad longitudinalmente, así habrá mas superficie de la misma.
Corta la carne con cuidado de no atravesar la piel en tiras o dados. Así la pasta penetrará mejor.
Pon las berenjenas boca abajo sobre papel de hornear o papel de aluminio en la bandeja del horno.
Pelamos el ajo.
Ponemos la pasta de miso en un cuenco, no hace falta hacerlo TAN ARTÍSTICAMENTE como he logrado hacerlo aquí. Sí, ya se lo que parece xD.
Ralla encima el ajo, o pícalo bien fino, o májalo con un mortero y luego añádelo, pero que no queden tropezones grandes, se trata de ser sutiles y de evitar regüelgos.
No mejora la cosa visualmente añadiendo el ajo, lo admito.
Y si añadimos el vino blanco… pues parece lo que parece… xDDDD (No me lo tengáis en cuenta, es por un buen fin…)
Le añadimos un pelín de salsa picante, porque puestos a ponernos en lo peor, ¡mejor completar el cuadro escatológico completo! No, es broma, de verdad, confiad en mi… xD Nada es lo que parece!
Lo removemos bien y nuevamente la cosa sigue dando ganas de untarla en un pañal yuyu, pero está rica. Seguid confiando en mi.
Tras 10 minutos le damos la vuelta a las berenjenas…
Y con la ayuda de un pincel o una cucharilla vamos untando la pasta creada.
Nos esforzaremos porque penetre bien en las hendiduras.
Y rebañaremos bien cualquier resto para echarlo encima de las berenjenas. Acto seguido las volvemos a meter en el horno unos 10-15 minutos, hasta que estén doradas y burbujeantes
Para salpicarlas con semillas de sésamo a discreción y un poco de verde, en formato de albahaca o cebolleta tierna
- 2 berenjenas de tamaño mediano.
- 4 cucharadas soperas de pasta de miso blanco o rojo
- 1 diente de ajo
- 4 cucharadas de mirin o vino blanco
- 1 cucharadita de sriracha o salsa picante
- Sésamo
- Albahaca o cebolleta verde para decorar.
- Precalienta el horno a 180º
- Corta las berenjenas por la mitad. Con un cuchillo afilado corta tiras tranversales en la carne de la berenjena sin llegar a traspasar la piel.
- Pon las berenjenas en una bandeja de horno boca abajo sobre papel de hornear o papel de aluminio y mételas en el horno durante 10 minutos a una altura media.
- En un cuenco mezcla el miso, el ajo rallado fino, el vino blanco y un poco de salsa picante.
- Remueve todo bien.
- Saca las berenjenas del horno y dales la vuelta, pincela la carne con la mezcla anterior.
- Vuélvelas a meter en el horno durante al menos 10-15 minutos o hasta que empiecen a dorarse por encima.
- Sácalas del horno y espolvoréalas con semillas de sésamo y hojas de albahaca o cebolleta verde picada para decorar.
Si ves que queda demasiado densa para extenderla sobre las berenjenas añade un poco más de agua o vino blanco.
Marisineslahora says
Parece q las berenjenas no le gustan al personal, a mí sí y me recuerdan uno de mis libros favoritos El amor en los tiempos del cólera…besotes mil
Miss Vinagre says
xD Si es que no hay mas madre que una, aunque no haya heredado el amor por el realismo fantástico tuyo xD
Killa says
Bue-ni-si-masss!!!las hice ayer…se hacen en un tris, estan super ricas y encima es comida sana!yuuujuuu!!me da a mi que me voy a aficionar a estas berenjenas 🙂 thanx x la receta,MissVi!!
Miss Vinagre says
Me enamoras el alma Killa! 😀 Muchas gracias por darles una oportunidad!