Panecillos de ajo

No voy a negarlo: estos últimos meses no han sido los mejores en lo que se refiere a ánimos, las dos mudanzas (Sí, ya se que me repito mucho, pero los que os habéis mudado sabéis de lo que hablo) han supuesto más cambios de los deseables y cambiar de barrio en Madrid a veces es como cambiarse a una ciudad distinta, sobre todo cuando no habías pisado nunca ese barrio antes. Lo complica todo un poco y cuesta más familiarizarse que cuando, por ejemplo, tienes amigos en el barrio a los que has visitado con frecuencia.

Si a esto el añadimos la crisis personal que he estado viviendo por diversas situaciones en mi vida no arreglamos mucho: En demasiados ámbitos de mi vida veo como el esfuerzo no sirve de nada y como es la gente que se toca los oeufs a dos manos se sale con la suya y vive como Dior. Y realmente el problema no es recibir un reconocimiento por ese esfuerzo, puedo y podemos vivir sin ello, el agravante es ver como no hay recriminación al caso contrario. Cuando vives eso y ves eso a tu alrededor, como le pasa a tu familia, a tus amigos, o ves como alcanza el éxito gente sin talento pero con «amistades» mientras  gente con VERDADERO talento se desespera por encontrar un trabajo digno siquiera… pues entras en barrena, a pesar de los esfuerzos por ser zen, de los ánimos, a pesar de intentarse tomarse las cosas con más filosofía.

Te miras al espejo y dices «Diana, eres Philipp-ollas, el esfuerzo no sirve para nada» y te lo acabas creyendo, pero en mi caso soy incapaz de coger la vía de los parásitos y vivir como ellos, y continúo esforzándome, pero a sabiendas de que no sirve para nada, que te vas a romper el orto para vivir igual de mal.

Y claro, a pesar de tener tus necesidades cubiertas, de no faltarte nada importante en la vida, de tener gente que te quiere y tener salud… te pones triste, te deprimes. Pero está bien, porque después de haber pasado por ahí sabes que al final siempre se acaba saliendo, y que a veces hay que llorar, que necesitas llorar, que necesitas sacar toda esa frustración, que necesitas ayuda, y que esa ayuda tiene que venir sobre todo de ti mismo, para poder recuperarte y decirle al fruto mundo de desgraciadas rémoras en el que vivimos:

«EAU D’ETÉ, VOY A TRABAJAR POR HACER ALGO GRANDE, Y DE MIENTRAS SI NO TE GUSTA, TE PUEDES IR A TOMAR POR ZULO (y si te gusta, también)»

Esta es la principal razón por la que he estado menos activa estos últimos meses. Al contrario de otros escritores que logran crear grandes obras a partir de la miseria o la desgracia yo no puedo sentarme delante del ordenador y teclear sin sentirme bien mínimamente conmigo misma.

Muchos van a pensar (y decirme) que no es un tema que debiera tratar abiertamente, pero mira: me da lo mismo, para mi hablar de como siento es normalizar las cosas, y me ayuda a seguir adelante, es un poco gritar a una sima sin fondo con la conciencia de que no va a servir de nada, pero también es dejar caer una mochila muy pesada por ese mismo hueco. Pero también trata de ser realista y no vender la moto que otros blogs hacen, de que todo es maravilloso, la vida es color de rosa y vivimos el mundo lleno de cupcakes, no, todos lo pasamos mal de una manera y otra, pero saldremos de esta y lo lograremos, ese es en el fondo el mensaje que os quiero transmitir.

Si no contase lo que de verdad quiero decir… ¿Qué me diferenciaría del resto? Solamente una url con distintas letras.

Estoy yo muy metafórica hoy, qué le vamos a hacer.

Pero pongámonos positivos.

Porque después de todo un verano sin casi una gota de agua en Madrid, parece que por fin vienen las lluvias. Sí, ya se que llegados a un punto no muy lejano volveré diciendo «Estoy hasta el ñete de las lluvias de los cajones» pero me quiero quedar con las cosas positivas:

• La reducción de la boina de contaminación de la Villa y Corte
• La reducción de las temperaturas haciendo mas viable encender el horno sin sentirte que enchufas la sauna finlandesa.
• El que haya un gif para describir cualquier tipo de situación:

Por eso es el momento ideal para, por ejemplo, hacer estos panecillos con mantequilla de ajo. Están basados en varias recetas que intentan reproducir los bastoncillos de pan del Olive Garden, una cadena de restaurantes de Estados Unidos, que los seguidores de The Big Bang Theory reconoceréis por ser uno de los favoritos de la madre de Wolowitz

Estos panecillos son muy versátiles (esto me ha quedado demasiado osea) y hacen muy buena base de pan de hamburguesas sólo dándole la forma redonda en vez de alargada. De hecho, algo me dice que próximamente los veréis intervenir en más recetas (vamos, que va a caer una jamburguesa)

Además son tan fáciles que hasta para una muñones como yo con el pan es difícil que salgan mal. YES WE CAN!

Panecillos de ajo 
(para 10-12 panecillos dependiendo del tamaño)
Adaptada de diversas fuentes.
250 ml de agua tibia
7 gramos de levadura seca o 14 gramos de levadura fresca.
2 cucharadas de azúcar (12 gramos aprox)
50 gramos de mantequilla fundida a temperatura ambiente (o 50 gramos de aceite de oliva virgen extra).
1 cucharadita y media de sal.
450 gramos de harina + harina extra para espolvorear (no siempre es necesario)
Aceite de oliva para engrasar el bol de fermentación.

Mantequilla al ajo (para pincelar los panecillos antes de hornear)
50 gramos de mantequilla
2 dientes de ajo
Media cucharadita de sal
1 ramita de tomillo fresco (opcional)

Instrucciones a mano:
Mezcla en un bol grande (va a ser en el que mezclaremos todo) el agua, el azúcar la levadura y la mantequilla durante unos segundos, déjalo reposar 10 minutos hasta que la levadura empiece a hacer burbujas.

En otro bol grande mezcla la harina con la sal.

Tras los diez minutos empieza a agregar la harina a la mezcla líquida con cuidado y removiendo con una cuchara de madera hasta que no puedas mover la cuchara, alcanzado este punto, añade la harina restante y empieza a amasar en el cuenco con las manos hasta alcanzar una masa uniforme, que no se deshaga en pedazos.

Transfiere la masa del bol a una superficie limpia ligerísimamente enharinada y empieza a amasar (durante unos 10 minutos aprox) la masa hasta que quede una pasta elástica, al estirar una porción de masa  tiene que alargarse un poco como un chicle y no romperse rápidamente. Al principio se pegará mucho a las manos, pero conforme vayas amasando verás como se va volviendo mas elástica, abstente de la tentación de añadir mas harina y humedécete las manos para evitar que se te pegue. Forma una bola uniforme

Instrucciones para máquina de amasar:

Mezcla en el bol de la batidora el agua, azúcar, levadura y mantequilla con el gancho de amasado hasta que esté  ligeramente incorporado (1 minuto). Déjalo reposar 10 minutos hasta que burbujee.

Una vez transcurrido el tiempo y a velocidad baja (1-2) ve añadiendo la harina en pequeñas tandas hasta que se acabe. Para de vez en cuando para rascar las paredes y que la harina acumulada caiga en el centro. Una vez esté todo integrado deja amasar la pasta formada durante unos 10-15 minutos a velocidad baja, hasta que se despegue de las paredes y sea una masa elástica. Forma una bola.

Una vez tengas la bola formada  engrasa con un poco de aceite la superficie interior de un bol grande. Pon la bola dentro del mismo y cubre el bol con film transparente o un trapo de cocina limpio y ligeramente humedecido. Deja la masa reposar en un lugar cálido durante una hora u hora y media (dependerá del calor y/o la humedad ambiental) hasta que doble su tamaño.

Mientras tanto prepara la mantequilla de ajo, pela y filetea dos dientes de ajo mientras derrites a fuego muy lento la mantequilla en un pequeño cacillo, una vez esté fundida del todo añade el ajo y la sal, y déjalo burbujear sin que llegue a tostarse durante 3-4 minutos. Apaga el fuego y aparta el cacillo donde estés haciendo la mantequilla añadiéndole la ramita de tomillo opcional. Déjalo reposar a temperatura ambiente.

Divide la masa en partes iguales, para hacer panecillos alargados divídela en 10 o 12 partes, para hacer panecillos de hamburguesa divídela en 8 partes. Haz pequeñas bolas para dar uniformidad a la masa y alárgalas con tu método favorito, yo en este caso aplasté las bolas dejándolas planas y enrollándolas para hacer una especie de rollitos de pan que presioné para que no se deshicieran. Para hacer panecillos redondos solo tienes que redondear bien las bolas y dejarlas planas presionando con la palma de la mano.

Prepara una bandeja de horno con papel de hornear (yo a veces lo hago sin papel en una bandeja antiadherente bien limpia) y dispon los panecillos sobre ella dejando un espacio de aproximadamente tres centimetros (dos dedos, dependiendo de la persona) para que al crecer no se toquen. Dependiendo del tamaño de tu bandeja puedes tener que hacer dos tandas o necesitar de otra bandeja. Déjalos reposar en un lugar cálido cubiertos por un trapo limpio ligeramente húmedo entre 30 y 45 minutos o hasta que doblen su tamaño.

Tras 30 minutos de reposo de los panecillos, precalienta el horno a 210º. Transcurrido el tiempo de la segunda fermentación destapa los panecillos y pincéla la superficie con la mantequilla, no dejes caer ningún trozo de ajo. Cuando estén todos pincelados mételos al horno entre 10 y 15 minutos o hasta que estén dorados.

Sácalos del horno y vuelve a pincelarlos con la mantequilla de ajo mientras estén calientes. Sírvelos tibios, recién salidos del horno.

Notas interesantes:

• Están maravillosos rellenos de albóndigas con tomate y queso fundido.
• No aguantan muy bien de un día para otro pero mejoran partiéndolos por la mitad y tostándolos a la plancha.
• Consérvalos envueltos en un paño limpio dentro de una bolsa de plástico .

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