Escribo estas palabras hoy, durante las últimas horas que voy a pasar en la Maison du Vinagre.
Es una sensación terriblemente amarga que ni siquiera es comparable a cuando me mudé a Madrid, porque la diferencia era que yo quería mudarme, y que ahora no quiero hacerlo, pero por mi propia salud ha resultado imperativo.
Dejo atrás cuatro años de mi vida en la que he sido feliz en cómputos globales, con sus mas y sus menos, en una casa que si bien tiene sus cosas, como todas las casas, se convirtió en mi HOGAR, con una casera que se puede llamar mas que casera, amiga, que me reformó la cocina y me puso el gas cuando no tenía la obligación de eso (¡Gracias si lees esto María!) y que me ha ayudado en todo lo posible por lidiar con todo el percal de los últimos tiempos con las limitaciones de una gran distancia por medio.
Tenerte que ir cuando no quieres hacerlo es algo que hace mella en tus sentimientos, lo que has luchado, lo que has vivido, esa marca en la pared que no sabes que demonios es pero que le has cogido cariño por que es parte de tu dia a dia, el ruido del automático de la luz, el sofá en el que tantas siestas con Bob Esponja han caido… La nostalgia de los tiempos pasados vuelve, aunque no con fuerza suficiente como para evaporar la presencia de los últimos e infernales meses.
Es también una sensación esperanzadoramente normal, cuando pienso en la otra casa (aunque solo sea una ubicación temporal) pienso en todo lo que quiero hacer, todo lo que quiero cocinar, escribir, fotografiar e incluso coser. Lo normal en mi antes de todo esto. Cuando pienso en esta casa solo pienso en como me van a despertar, en las coces a las 7 de la mañana o los gritos a las 4 de la madrugada. Lo que he asumido como normal estos últimos tiempos.
El domingo pasado muy oportunamente echaron por la tele el capítulo de Modern Family en que deciden vender el antiguo coche de la familia y al abrirlo para vaciarlo descubren todos los recuerdos. Algo así me ha pasado, solo que ahora mismo estoy en la fase en que el coche está rodando cuesta abajo en punto muerto y yo he tirado encima como Phil sobre el capó…
Esta serie la deberían de poner en todos los colegios.
Acabaron despidiendo al coche y dejándolo ir, con la lección de que hay que aprender a olvidar y a seguir adelante. A mi solo me queda asumir del todo, bajarme del coche y decirle adiós con la mano.
Cual Sísifo estoy a punto de subir la piedra a lo alto de la montaña, pero la última pendiente es la mas dura. De algo estoy segura, cuando lo alcance voy a tirar la piedra montaña abajo y me voy a montar en ella haciendo piedraboarding. ¡Cuidado chalados! ¡Que voy!
Queda pendiente celebrar el primer aniversario del blog, que fue entre noviembre y diciembre, y por supuesto mi cumpleaños que fue este lunes y celebré moviendo cajas, o bueno, mas bien mirando como no me dejaban mover cajas. Lo cual es bastante mas estresante para mi que moverlas.
¡No puedo esperar a enseñaros todas las chorradas que quiero hacer! Y espero que estéis ahí para verlas. 🙂
Yours truly,
Miss Vinegar!
Raisah says
Nueva casa, nuevas cosas, nuevos recuerdos y nuevas meriendas/cenas/comilonas!! 😀
Ánimo!
Miss Vinagre says
Y tu que lo veas! 😛
Rossella says
Así que de mudanza… Yo me he mudado 4 veces ya y no descarto la posibilidad de volverlo a hacer, y eso que dicen que 3 mudanzas equivalen a un incendio!! jaja Pero por muy coñazo que sea, por mucho que haya momentos que te pones triste por los recuerdos, por mucha pereza que de embalar y desembalar las cosas, por mucho que sufras por la figurita de tu abuela en manos de los fornidos operarios de la empresa de mudanzas, …cuando abres la puerta de un nuevo hogar y ves el nuevo espacio y la nueva luz, te ilusionas de nuevo y tus ideas se renuevan. Yo creo que las mudanzas enganchan, ups!! Ten cuidado!!
Seguro que es para mejor!! Ánimo y p’alante!
Miss Vinagre says
Ay Rosella, ahora a posteriori leo tus palabras y joder… cuanta razón tienes!
Ha sido para mejor sí! 🙂
marisineslahora says
Siempre adelante, siempreeee… nosotros avanzamos, ni un paso atras, los recuerdos siempre van contigo donde quiere que estes, y las personas que te quieren tambien.
Felicidades.
Miss Vinagre says
Teniendo a maimoder asi no ha penas de por medio!
María P.M says
Felicidades, lady acética!
Imagino que por una parte será un alivio si eso significa descansar, pero el apego hace mucho.
Que el traspaso sea lo menos traumático posible 🙂
Miss Vinagre says
Gracias Miss Epicurri! 😀
Ha sido todo un fifty fifty.
Y el traspaso ha sido mas cansado de lo que esperaba!
Maria Vargas says
Los cambios siempre son buenos¡¡¡
Animo, es bueno recordar el pasado pero no hay que quedarse allí anclada¡
Miss Vinagre says
Muchas gracias María!
Poco a poco voy cortando los vinculos negativos y dejando los buenos recuerdos 😉
Estelwen says
Es una putada que tengas que mudarte por culpa de una pandilla de vecinos maleducados, groseros e insolidarios que no saben convivir con las personas y que estarían mucho más en su elemento dentro de la jaula de las monas del zoológico más cercano. Pero, por lo que a tu salud respecta, es lo mejor que podías hacer. Los comienzos siempre son duros, pero ya verás como en unos meses de aclimatas a ese nuevo hogar donde vas a poder dormir toda la noche sin esuchar berridos, gritos ni peleas.
Eso sí, antes de firmar el nuevo contrato de alquiler, habla con los vecinos y asegurate de que esta vez no hay subnormales viviendo en el bloque.
Miss Vinagre says
Querida! Ya solo el cambio de barrio ha sido toda una mejora. Y aunque el actual emplazamiento es temporal ya ha supuesto un cambio tremendo, nadie grita, nadie berrea ni da golpes tremendos.
Que paz!
Gangrelilla says
Está claro que lo mejor es dejarlo ir, especialmente por algo tan poderoso como es la salud. Es una putada, claramente, pero seguro que encuentras (si no lo has hecho ya) un sitio estupendérrimo al que pringar las paredes con tus últimas creaciones (a mí me pasa mucho cuando monto nata, sin importar cómo de profundo sea el cacharro XD)
Mucho ánimo!!!!
Miss Vinagre says
XD Yo pringo allá por donde vaya! Muchas gracias por los ánimos! 🙂
Deyanira says
La casa y la rutina doméstica arropan mucho, cambiar de casa rompe los esquemas y la serenidad por un tiempo, pero siempre merece la pena si es para ira a mejor. Animo y buena suerte. Que sea solo un ratito 🙂 Abrazos de oso.
Miss Vinagre says
Ha merecido mucho la pena. Muchas gracias por los abrazos! Otros para ti también! 🙂
Sue says
Yo me he mudado 3 veces (en la ultima unos vecinos insoportables tuvieron mucho que ver) y con mi amplia experiencia (jiji) puedo decir que la mudanza se divide en 3 partes:
-Fase coñazo: cuando todavía estas en tu antigua casa y tienes que embalar, empaquetar y/o tirar tooooodas tus cosas (dios mio, pero por qué tendré 7 pares de vaqueros/cazuelas/botas/etc etc???). Te armas de paciencia, voluntad y amigos, y se pasa rápido.
-Fase ilusión: Comienza exactamente cuando subes a tu nueva casa el último bulto de la mudanza y cierras la puerta tras de ti. Todo es nuevo, todo es mágico, vas de sorpresa en sorpresa (pero esta no era la caja donde guarde las bragas???). Empiezas a colocar tus libros y ya es TU casa (o eso es lo que me pasa a mi).
-Fase pereza: Te da en cuanto tienes organizada tu vida con las cosas básicas….el resto se pudre en cajas durante 6 meses…hasta q llega el verano y necesitas tus sandalias favoritas!!!
Muho ánimo!!!
Miss Vinagre says
Ay! Que me siento totalmente identificada con todo lo que has dicho! Jajaja, sobre todo con lo de la caja de las bragas! xDDD
Espero abrir todas las cajas pronto… Así purgo todo aquello que no necesite!
César says
Hola, Miss Vi.
Lo que voy a decirte puede sonar a manido, pero yo, experto en mudanzas forzadas (aunque no por el mismo motivo que tú en ninguna de ellas), tengo la experiencia de que la frase, sobada o no, es cierta:
«El hogar lo vas a formar tú, vayas donde vayas» (y en el fondo lo sabes).
Lo que dejas es un hogar. Conforme saques la última bolsa o caja (si es que no lo has hecho ya), volverá a convertirse en un piso, un inmueble, cuatro paredes…
El piso/inmueble/cuatro paredes donde aterrices comenzará a ser un hogar en cuanto tu máquina de coser, tu ordenador, tu cámara de fotos y sus accesorios y, muy importante, tu Kitchenaid estén en su nueva ubicación.
Cuando los olores de la nueva vivienda, que en este momento te resultan extraños, pasen a ser una mezcla de tu propio perfume, el suavizante que usas en tu ropa, y el ambientador que pones en el salón, y entrar en tu nuevo hogar no te de la misma sensación vacía que la que te produce una habitación de hotel, entonces, en ese momento, tal vez no vivas en la Maison du Vinagre, pero sí en Chez Vinagre.
Muchísima suerte en esta nueva (y forzada) etapa de tu vida.
Lo mejor siempre está por llegar.
Miss Vinagre says
No te falta razón en lo que dices. Y es una reflexión muy bonita. La tendré en cuenta en los momentos de bajuna que aun me dan… 😉
Muchas gracias César!