Hay muy pocas cosas de las que me arrepiento. Normalmente siempre aprendes una lección, o te la acaban dando.
Una de las cosas que no debí hacer fue echarme un bote de agua oxigenada en el pelo cuando estaba en 3º o 4º de EGB, que la naturaleza no me hubiera dado pelo rubio no fue impedimento para que me tomara la justicia por mi mano y pasara un curso con el pelo a manchas zanahoria, mala manera de descubrir que en el fondo los genes pelirrojos paternos salen a la luz con el peróxido. Es una de esas cosas con las que puedes vivir sin tener que pasar por ellas.
También me arrepiento de algo que siempre decía antes «Con paciencia y dedicación cualquiera puede hacer lo que se proponga». Que inocente de mí, debí de haber añadido la cláusula legal de «Con limitaciones» (los abogados te enseñan para bien y para mal).
Una de mis aficiones y principal vocación es diseñar y coser vestuario para cine y teatro y demás zarandajas artísticas y es algo por lo que tengo verdadera pasión. Mi inclinación por lo artístico siempre ha estado ahí, y lo de coser fue un aprendizaje ensayo/error al más puro estilo empírico. No voy a negar que es una ventaja la percepción espacial y que con solo ver una prenda puedo recrearla con mayor o menor acierto. En resumen se puede decir que mis habilidades han ido mejorando con el tiempo a base de la insistencia y la práctica.
De ahí que dijera mi frase anterior a una persona que pretendía seguir el mismo camino y que, por cierto, me caía bastante mal, pero no por ello desdeño el empeño (toma rima pedante) de la gente en lograr sus sueños. Así que le solté aquello y le dije que luchara por su sueño. Madre mía… menudo error.
Desde entonces ha ido torturando a propios y extraños con creaciones que bueno, no han experimentado mejora alguna durante todo este tiempo. NADA. CERO. Y me tengo que comer mis palabras con patatas, no todo el mundo nace con gusto o con habilidad para hacer determinadas cosas. Yo nunca podré ser alpinista, ni fabulosa ejecutiva estilo Magnolias de Acero (sobre todo porque los ochenta ya pasaron), ni equilibrista del Circo del Sol. No poseo el don de desafiar mi pánico a las alturas, inclinación por los negocios o la elasticidad suficiente como para tocarme las puntas de los pies siquiera. Tenemos que aceptar nuestras limitaciones, y esto, no es malo ni es una derrota. Sencillamente tenemos un hardware y un software que muchas veces no funciona según nuestros deseos. Y a veces necesitamos que nuestros amigos y nuestra familia nos diga basta cuando ya lo hemos intentado demasiado y no logramos nada en claro.
Pero bueno, no todo está perdido y siempre nos podemos consolar con estas galletas típicas americanas. A mi me gustan blandicas pero con unos minutos más en el horno pueden alcanzar esa crujientez que gusta a un porcentaje menor de los lectores consultados. El truco final para conseguir unas galletas blanditas es guardarlas aún tibias dentro de una bolsa o un tapper herméticos.
Snickerdoodles
Para unas 20-25 Galletas
Ingredientes
115 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
175 gramos de azúcar
1 yema de huevo
1 huevo
1 cucharadita de esencia o pasta de vainilla
La ralladura de media naranja (Mejor rallarla en el momento de hacer la mezcla)
Media cucharadita de bicarbonato sódico
Una pizca de sal fina
Media cucharadita de jengibre molido
Media cucharadita de canela molida
220 gramos de harina
30 gramos de almendra molida (en su defecto 30 gramos de harina)
Para rebozar
3 cucharadas de azúcar
2 cucharaditas de canela molida
Bate la mantequilla con el azucar hasta que quede una mezcla cremosa y empiece a blanquear. Para esto es importante que la mantequilla se encuentre a temperatura ambiente.
Añade el huevo, la yema, la esencia de vainilla y la ralladura de naranja y mézclalo todo bien hasta que esté bien incorporado.
Añade el jengibre, la canela, la sal, el bicarbonato, la harina y la almendra molida, mézclalo todo muy bien con la espatula y rasca bien las paredes del bol para que toda la harina quede bien incorporada. Tapa el bol con film transparente y mételo en la nevera durante 30 minutos.
Mientras la masa enfría precalienta el horno a 180º y forra dos bandejas de horno con papel de hornear. Mezcla el azúcar y la canela para rebozar en un cuenco pequeño.
Una vez fría la masa haz porciones de la misma un poco mas grandes del tamaño de una nuez, puedes hacerlo con una cuchara de helado pequeña, redondéalas del todo y dales forma de disco aplanado con las manos, rebózalas con la mezcla de azúcar y canela por los dos lados.
Dispon las bolas aplanadas en la bandeja de horno dejando al menos 5 cm de separación entre ellas, ya que en el horno se expandirán.
Mete la primera bandeja en el horno (Si te caben dos bandejas, que sean las dos, pero a mitad de cocción tendrás que cambiarlas de posición) y hornéalas durante 13 minutos o hasta que los bordes de las galletas empiecen a dorarse ligeramente. Dorado amarillo medio, no marrón tronco seco, si están listas se despegarán del papel con facilidad sin dejar restos de masa. Introduce la otra bandeja y repite el proceso. Déjalas enfriar sobre la bandeja unos minutos. Si las quieres blanditas durante más tiempo guárdalas en un tapper o una bolsa hermética cuando aún estén calientes-tibias, no cuando estén recién salidas del horno, ojo.
marisineslahora says
Galletasssss por fin …, las hago seguro.
Por cierto 30 horas en la nevera no es mucho??
Serán minutos no?
Y el nombre es raro raro raro, muy buenas seguro.
Miss Vinagre says
Jajajaja, corregida la errata, gracias moder!!! XD
Marisineslahora says
Las he hechooooo 2 veces buenisinas y super faciles os animo
Las segundas cambie el aroma por el de princesa y muy buenas tambien
IbrahimGm says
Cómo me gustan tus comentarios al aire… y qué razón tienes con lo de ser consciente de las propias capacidades y limitaciones.