Tarta de tomate y cebolla caramelizada

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Pereza absoluta, eso es lo que tengo ahora, después de un finde de trajín para arriba y abajo, con piscina (válgame el cielo, ¡yo al sol!), tortitas, pasteles de manzana y demases.

Llega el verano y cocinar es lo que viene siendo un coñazo, da pereza enchufar el horno, da pereza fregar los platos, da pereza abrir la nevera… Pero ¿a quién engaño? me pasa todo el año. xD

Ultimamente me he dado cuenta de que cuando me aburro ya no hago tanto algo que hacía en casa de mis padres. Por un lado es significativo en el sentido de que ya no me aburro tanto por otro he perdido el factor sorpresa. El caso es que cuando me comía los mocos en el hogar paterno iba varias veces a la nevera, la abría y me quedaba mirando lo que había. El 99% de las veces no cogía nada, supongo en parte porque se me olvidaba lo que había ido a hacer o porque realmente no tenía hambre y estaba aburrida. Cabía la esperanza de que en algún momento entre esos viajes mi padre hubiera ido a la compra y hubiese traído algo nuevo y novedosamente novedoso (de tal palo tal astilla). Pero eso no ocurría todos los dias.

Ahora independizada ya casi no lo hago, y encima he perdido el factor sorpresa, a menos que apile cosas y se me olvide que tengo algo apetecible, aunque para cuando me suelo dar cuenta ya ha caducado el tema y se pierde en el horizonte de la comida desperdiciada, cosa que odio.

O peor aún, comida transmutada por el poder del paso del tiempo que no sabes lo que era originalmente y que temes tirar, porque por la pinta que tiene parece que haya colonizado una pequeña civilización y no vaya a ser que te acusen de genocida. Yo la mayor parte del tiempo hago de tripas corazón e intento pelar los mohos y champiñones que le han crecido para desvelar el misterio que encierran sus tripas.

Suele ser queso.

Y el queso siempre está bueno.

Como lo está en esta tartita veraniega que me encanta hacer. El único proceso más elaborado es realizar la cebolla caramelizada con la miel, pero puedes hacerlo dias antes y reservarla para la ocasión (también puedes hacer el doble o el triple y guardarlo en porciones en el congelador).

Es rápida, resultona y bastante ligera. La única pega es tener que encender el horno, pero oye, merce la pena mogollón. Siempre se acaba.

Tarta de tomate y cebolla caramelizada
Entrante para 4-5 personas. Comida para dos dias para una persona normal. (un día para Misses)
Ingredientes

4 cebollas medianas
4 cucharadas de miel
Aceite de oliva virgen extra
2 tomates maduros (preferiblemente de pera)
1 lámina de hojaldre de aproximadamente 30 cm de diametro
150 gramos de queso tierno
1 huevo batido
Sal
Pimienta negra molida

Pela y corta la cebolla en tiras finas (juliana) no hace falta que seas muy preciso. Pon una sartén grande a fuego medio-bajo y pon aceite suficiente para cubrir el fondo de la sartén, pero no mucho, unos 3 mm de profundidad. Pon la cebolla en la sarten cuando el aceite esté caliente y espolvorea por encima una cucharadita de sal. Déjala pochar con cuidado hasta que esté transparente (unos 10-15 minutos). Añade la miel y remueve bien para que se pringue bien toda la cebolla. Déjalo rehogar removiendo de vez en cuando hasta que empiece a coger toda la cebolla un color uniforme dorado tirando a caramelo oscuro. Apártala del fuego y sácala de la sartén con una espumadera intentando escurrir el aceite que pueda quedar, pruébala de sal y añádele si crees que necesita. Ponla en un cuenco y resérvala.

Mientras tanto precalienta el horno a 190º.

Lava y corta los tomates a rodajas de medio centímetro. Resérvalos.

Prepara la lámina de hojaldre poniéndola encima de una bandeja de horno forrada con papel de hornear, aprieta los bordes con un tenedor como harías con una  empanadilla. Pincela los bordes con huevo batido.

Reparte la cebolla caramelizada por la superficie de la tarta.

 

Dispon las rodajas de tomate por encima de la cebolla.

Espolvorea un poco de sal sobre las rodajas de tomate.

Pon el queso cortado en trocitos por encima.

 

Espolvorea con un poco de pimienta negra molida y al horno

 

Déjala unos 15-20 minutos hasta que el hojaldre se haya hinchado y esté sabrosamente dorado. Si te gusta mas tostado déjalo el tiempo que veas necesario. Como siempre, vigila el horno, no sea que se queme.

Decóralo con hojas de albahaca fresca o ramitas de romero. Le daran buen aroma.

Engúllelo con fruicción.

Notas Interesantes

• Como todo en esta vida cuanto mejor el ingrediente mejor sale, no uses tomates de corchopan, si tienes que esperar a que estén bien maduros hazlo.
• El hojaldre puede ser casero o puede ser comprado, pero anda, no compres hojaldre de un euro, gástate 60 céntimos más. Congelado o fresco da igual.
• La puedes hacer redonda o rectangular.
• Para hacer tartitas individuales corta redondeles o cuadrados con un vaso o un corta pastas, (o un cuchillo en el caso de los cuadrados) y sigue los mismos pasos para cada tarta como harías la tarta grande. Aunque te aconsejo que solo pongas una rodaja por tartita.
• Utiliza el queso que quieras, yo utilicé mozzarella de la que venden loncheada porque era lo que tenía a mano. Pero no te cortes en utilizar un buen manchego tierno o un idiazabal. Un gouda también puede quedar bien.
• Toda la creatividad que quieras en los toppings. Yo suelo ponerle rúcola cuando ya se ha enfriado un poco, también puedes ponerle aceitunas, anchoas, pimientos asados… Siéntete libre y libera el esplendor que hay en tí… (o no)
• ¿Eres alérgico a la miel? Sustitúyela por dos cucharadas soperas de azúcar con dos cucharaditas de agua.
  

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