Recuerda, mi querido aburrido, que si no quieres leer mis rollos puedes pinchar aquí
Con los dias de calor que ha estado haciendo últimamente por Madrid (Y el resto de España en su mayoria, no me olvido de vosotros, vascos xD) parece que ponerse a enchufar el horno para hacer pizza casera no es una de las ideas mas brillantes en mi haber, pero mi tradición en ideas poco brillantes es larga y nutrida incluyendo highlights o grandes éxitos como:
- Ir a la Pedriza en chanclas (me dijeron chanclas buenas, y yo pensé… claro que son buenas, son de Muji, en aquel momento debí de sentir como me salían mechas rubias, pero no, no me di cuenta)
- Irme a hacer el GR 11 a Pirineos con solo una sudadera de felpilla sin pensar que a pesar de ser julio a 2000 metros viene a haber como que un poco de frio. (Tuve que comprarme un polar para no morir de hipotermia)
- Sacar una lasaña del horno con un trapo demasiado fino.
- Intentar hacerme rubia en 4º de EGB echándome una botella de agua oxigenada.
- Hacer hielo picado con el método de golpear hielo contenido en un trapo contra el suelo de la cocina a la hora de la siesta un domingo.
Y una de mis favoritas de todos los tiempos: Aquella vez que pensé que era una buena idea hacerme una envoltura de algas en un crucero que atravesaba el golfo de Lyon con previsión de marejada.
Mis padres, y en concreto mi madre, son unos grandes fans de los cruceros. Comenzaron haciendo uno en sus 25 años de casados y se volvieron adictos. Al siguiente se llevaron a mis hermanos y al siguiente a ese fuimos el pack completo. En una suite, porque si mi padre tiene una virtud es la de negociador y logró que fueramos en una suite por poco mas del precio de camarotes interiores normales. De lujo que te crujo.
Pues ahi estaba yo, mi primer crucero, muy de nuevo rico todo, con Iberocruceros si no recuerdo mal antes de que Costa la comprara (cuando vives con «cruceristas» acérrimos te sabes todas las características de las compañias y sus movidas, le sigh). En este punto he de ser sincera y he de reconocer que no me gustan mucho los cruceros, pero como a mi madre sí pues… ya se sabe, las cosas que uno hace por amor.
Recuerdo perfectamente que comimos en el salon VIP al que nos daba derecho nuestro alojamiento, yo tomé unas berenjenas fritas con miel que estaban más que ricas.
Tanto que les hice foto (hacía apenas unos 3 meses desde que me compré mi fiel cámara reflex así que tenía que documentarlo todo)
Como pretenciosa nueva visitante de un crucero tenía que probar los servicios del SPA y decidí que era necesario hacerlo con una envoltura de algas. Fuí al spa reservé mi cita para un par de horas después y nos fuimos a vagabundear por el barco.
La salida del puerto de Barcelona hacia el de Florencia fué tan suave que nada hacía presagiar que fuera a hacer mal tiempo, el barco era muy grande y casi no se notaba el movimiento. Pero aquel fatídico día Poseidón dijo «esta mujer esta haciendo el chorra, que se haga una marejada media» y empezó a fraguarse la tragedia.
Llegué al spa donde una minibalinesa cuya cabeza no me superaba el hombro (y yo no es que sea Brienne de Tarth en temas de altura) me alcanzó el vergonzante tanga de papel que te hacen ponerte en estos sitios extraños. La habitación del spa tenia una ventana del suelo al techo y las cortinas estaban abiertas de par en par, evidentemente no había nadie alrededor pero ¿Y si a otro capitán le daba por jugar a los barcos locos y se acercaban?
Total, que me tumbé en la camilla y la balinesa mutó en el increible Hulk, porque la fuerza con la que me aplicaba el unto de algas sólo podía ser producto de los rayos Gamma, quizás… quizás fuera la hija de Bruce Banner.
El caso es que empezaba a refrescar conforme me aplicaba aquel menjunje y me magreaba como ninguna mujer lo ha hecho y como pocos hombres (mamá, papá, ni caso, licencia artística, yo soy pura). Todo con una profesionalidad y un hieratismo digno de una escultura egipcia. Lo que no hubiera visto aquella mujer…
Pero volvamos a como me sentía, porque al acabar de embadurnarme me envolvió con una lámina de plástico, blanco, eso sí, minimizando la sensación de ser una víctima en manos de Dexter, para luego envolverme en toallas, ponerme una manta térmica encima y una toalla al cuello, no fuese a pillar una pulmonía.
En aquel momento pensé, cojonuten… tenía mogollón de frio. La balinesa/Hulka subió el volumen de la música relajante y yo pensé… que bien… ¡Estoy en la gloria!
Volvía a entrar en calor. La música ayudaba a un estado de tranquilidad.
Las lámparas se movían con un suave balanceo…
Entraba en calor, más calor, bueno…era lógico, estaba envuelta en plástico, pero al menos la música seguía dandome un poco de paz.
Las lámparas se movían un poco mas que suavemente en su balanceo.
«Empieza a hacer como un poco de calor aquí» Pero me dije a mi misma, tienes que disfrutar de esto. Los pajarillos de la canción relajante empezaban a recordarme un poco a los de Hitchcock, pero borré esa idea de mi cabeza. Estaba pagando por una experiencia.
Las lámparas se empezaban a balancear un poco mas de lo normal.
El calor aumentaba y yo solo podía pensar en que debía de llevar horas allí y estaba empezando a marearme como cuando subo en un coche y no conduzco yo. Lo peor de todo es que no podía sacar siquiera un brazo para quitarme la toalla del cuello, estaba pegada, PEGADA A MI MISMA.
Socorro.
Las lámparas empezaban a bambolearse como las carnes de Marujita Díaz bailando la Lambada y yo empezaba a ponerme como el increible Hulk, y no precisamente fuerte, si no verde.
«Puto calor, puta música, puta enana balinesa, señor, lánzame un rayo y mátame ya» A esas alturas ya ni notaba el movimiento. Estaba como cuando subí al Tutuki Splash y encima como una morcilla al vapor.
Después de lo que me pareció una jodida eternidad (como esperar en la cola del paro), la enana balinesa debió de escuchar como mis pensamientos eran tan fuertes en su odio que se plegaba el espacio tiempo formando ondas alrededor del Spa y decidió que era el momento de rescatarme.
O lo que yo creía que era un rescate.
A esas alturas del camino el barco había empezado a bambolearse MUCHO, el siguiente paso a seguir de aquel flagelamiento que YO HABÍA ELEGIDO era una ducha purificante para quitarme la roña de algas resecada que me habia untado.
Ojalá, ojalá hubiera tenido una antorcha y me hubiera prendido fuego, el fuego también purifica.
Pero no tenía opción de volverme untada en aquello al camarote. Así que me metí en la ducha que había en la habitación cuyas puertas se ABRÍAN y CERRABAN con el bamboleo del barco, intenté quitarme el ridículo tanga y ducharme no sin antes darme un cabezazo contra la pared de la ducha por el bamboleo, mientras la enana balinesa asistía impertérrita al dantesco espectáculo mientras mantenía el equilibrio como quien ha vivido muchas veces esas experiencias. Seguro que en medio de aquella vorágine de movimiento era capaz de pincharle heroína a un yonki en el capilar que eligieras. Yo no lograba bajarme del Dragon Khan.
A estas alturas yo ya estaba mas amarilla que el curry
Pasé por el mostrador para pagar el tratamiento y firmar el recibo, pero yo ya andaba más mareada que Robert Downey Jr de camino al Betty Ford. Bien podían haberme hecho firmar para que Leticia Sabater fuera presidenta de desgobierno que no me habría dado cuenta.
Pero mi desgracia no acaba aquí, no. Ya os había mencionado que el barco era grande ¿no? Pues el spa estaba en la proa del barco, que es la parte de delante, pero nuestro camarote, atención… estaba en la POPA del barco, es más, era la popa del barco.
Mi visión de aquel interminable pasillo enmoquetado parecía dirigida por David Lynch, todo se movía y hacía zoom, no descartaba que saliera un caballo a dos patas ofreciéndome donuts o Paul Atreides on fire.
Aquel viaje dando bandazos se me hizo interminable, me golpeaba contra puertas de las que colgaba bolsas de plástico por si tenías una urgencia, veía gente bamboleándose hacia a mí que desaparecía sin yo saber como.
Al llegar a la habitación me encontraba lo siguiente de mal, y las ganas de echar la raba aumentaban, (aprovecho para deciros que sólo vomito en casos muy extremos y muy jodidos, vomitar es una cosa de las que mas asco me da, ya que siempre acaba saliéndome por la nariz y es un horror, así que prefiero pasar muy malas horas digiriendo algo a vomitar) y si bien supongo que en la habitación hacía una temperatura razonablemente normal entre el movimiento que era mas fuerte en popa y proa y el mareo que llevaba encima, me daba la sensación de estar en un asador de pollos, así que hice lo que en mi cabeza parecía lógico, salir a la terraza y tumbarme en el suelo que estaba fresquito, despertando la alarma de mi madre que creía que iba a rodar y caerme al mar, cosa harto difícil, así que a regañadientes y aprovechando mi debilidad me hizo entrar.
Previamente el servicio de habitaciones había llevado un plato con bombones y quesos de aperitivo y esos olores estaban empezando a macerar en mi pituitaria. La pota era inminente. Así que me dirigí corriendo a la terraza para vomitar por la borda, como bien dicta el romanticismo, si estás en un barco es lo que hay que hacer, y oye, me parecía la idea más lógica en aquel momento. Al verme correr, mi madre me preguntó que que cojones iba hacer, no se por qué le expliqué el plan. Y ella debió de malinterpretarme e imaginar esto…
El caso es que por fortuna abortó mi misión de cumplir con el tópico de vomitar en el mar y cumplió con la suya de que yo vomitara la berenjena en una papelera, y digo fortuna porque la popa del barco no era totalmente vertical y habría potado en la terraza del camarote inferior. Con el suficiente volumen de vómito habría creado una atractiva cascada zen de vómito que habría acabado en uno de los restaurantes.
Una vez mas, una madre salva al mundo del desastre. Gracias mamá.
Así que teniendo en cuenta esta epopeya y que hoy hace mas fresco no es tan descabellado enchufar media hora el horno eh?
(Espero que, dados los dias que llevamos de malas noticias que llevamos todos y de desgracias de unos pocos, haberos hecho reir aunque sea un poco)
Esta es una pizza de las llamadas blanca o bianca porque no utiliza salsa de tomate como base, aun así yo he rizado el rizo y he hecho una especie de crema/pasta de calabacín y queso que le da vidilla. La masa es de esas que quedan esponjosas pero no excesivamente altas. Puedes hacer dos pizzas pero tendrás que dejar la masa fina como el papel.
Masa para pizza
Para una pizza de un grosor normal (esponjosa) o dos ultra finas. (unos 40-45cm de diámetro)
Ingredientes
280-300 gramos de harina
5 gramos de levadura seca o 10 gramos de levadura fresca
40 ml de aceite de oliva virgen extra
Media cucharadita de sal
175 ml de agua tibia
Empieza poniendo el agua en un cuenco y espolvorea la levadura por encima (si es fresca deshazla con un tenedor en el agua)
En un cuenco grande pon la harina y la sal, agrega el aceite y mezcla con las manos hasta que el aceite haga pequeñas bolitas con la harina, como cuando mezclamos la mantequilla con la harina para hacer pasta quebrada. No intentes hacer una masa con esto. Es imposible.
Una vez mezclado el aceite agrega el agua con la levadura y comienza a mezclar con las manos hasta que la masa forme una bola pegajosa. (Si lo haces en Kitchenaid utiliza el gancho de amasado en velocidad 1 hasta que la masa se despegue de las paredes del bol)
Aceita un bol grande con aceite y deposita la masa dentro, cubre el bol con un trapo de cocina bien humedecido y deja levar la masa en un sitio cálido durante 1 hora. Yo la meto en el horno apagado, pero con la luz encendida.
Transcurrido este tiempo está lista para usar. También puedes omitir el levado y guardarla en el frigorífico hasta que sea el momento de usarla.
Pasta de calabacín
Para 1 pizza
Ingredientes
1 calabacín pequeño
Media cebolleta tierna o un cuarto de cebolla seca
Medio diente de ajo
4 cucharadas de aceite de oliva
5 cucharadas de ricotta, requesón o philadelphia
Sal
Pimienta negra recién molida.
Prepara el calabacín cortándolo en cuartos y quitándole la parte esponjosa de las semillas, puedes hacerlo con un cuchillo o con una cuchara, corta cada cuarto en bastones de 1cm de grosor aproximadamente y corta dichos bastoncillos en cubitos. Resérvalo.
Pica la cebolla en cubitos pequeños de medio cm (aproximadamente, no vayas con una regla, con que queden mas o menos de ese tamaño estará bien). Resérvalo.
Pica el ajo lo mas fino que puedas. Resérvalo.
Pon una sartén a calentar a fuego medio con el aceite. Añade la cebolla y deja que se saltee hasta que comience a ponerse transparente. Añade en ese momento el calabacín y el ajo, cocínalos a fuego bajo, removiendo de vez en cuando para que no se queme, hasta que el calabacín esté tierno.
Pasa la mezcla de calabacín a un vaso de batidora junto con un poco de sal, la ricotta o el queso elegido y un poco de pimienta negra. Dale fuerte con la minipimer hasta que quede una crema muy densa sin tropezones, si ves que queda demasiado seca añade una cucharadita de agua. Pruébalo de sal, y añade mas si lo crees necesario. Resérvalo para montar la pizza.
Pizza blanca de flores de calabacín
Para una pizza
Ingredientes
Una cantidad de masa de pizza fresca
Una cantidad de pasta de calabacín
8-10 flores de calabacín
1 tomate fresco maduro
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Queso al gusto (en este caso un Edam de cabra que no sabía no que existía, unos 75 gramos)
Optativo: Hojas de albahaca fresca.
Precalienta el horno a 250º con el calor sólo por abajo.
Forra una bandeja de horno con un papel de hornear y extiende la bola de la masa hasta que quede fina. Extiende sobre ella la pasta de calabacín sobre la pizza dejando un margen de 2cm en los bordes
Corta los tomates en rodajas finas de no mas de medio centímetro de grosor y disponlas sobre la pizza y pon una pizca de sal sobre cada una de las rodajas.
Limpia las flores de calabacín.
Empieza quitándoles los tallos desde la base de la flor y retirando los sepalos, que son esos tallitos verdes oscuro y peluditos que sostienen el caliz de la flor como unos deditos raquíticos. Introduce el pulgar y el indice dentro de la flor hasta la base con cuidado de no romperla y pellizca el pistilo arrancándolo. Lava las flores con cuidado con agua fria y sécalas con papel de cocina.
Coloca las flores sobre la pizza.
Y pon el queso por encima.
Complétalo con un poco de aceite de oliva por encima.
Y ¡Al horno!
Déjalo cocer hasta que los bordes están dorados, unos 10 minutos aproximadamente. Si te gusta una superficie más tostada enchufa el gratinador los 3-4 ultimos minutos o hasta que esté carbonizada a tu gusto. Si te apetece pon unas cuantas hojas de albahaca frescas al sacarla del horno.
Cómetela con un buen lambrusco, fragolino o cerveza.
Notas Interesantes
- El queso es una cuestión de gusto, siéntete libre de aumentar o disminuir la cantidad o la variedad. Eso sí, intenta que no sea un queso demasiado curado porque no funde tan bien.
- Cuanto mas buenos sean los tomates mejor, como siempre.
- Puedes hacer esta pizza con masa fresca comprada, pero con lo fácil que es hacer esta y la diferencia que hay de sabor no tiene mucho sentido. Eso sí, bases de pizza congeladas NO, entre eso y hacerlo sobre un disco de corcho blanco no hay diferencia.
- Si no encuentras flores de calabacín puedes poner rodajas de calabacín cortadas bien finas. En ese caso yo añadiria queso de cabra fresco desmigado, no llega a fundir pero tuesta de una manera deliciosa.
Lothi says
Jamás se va a la Pedriza en chanclas. Pedriza=piedras. Y siempre hay que llevar mucha agua.
Me gusta la idea del queso de cabra en la pizza. Me gusta mucho el queso de cabra.
Miss Vinagre says
Lo aprendí tarde, xD me lo vendieron como un sitio para domingueros. Domingueros trekkers, claro, xD y bastante guarros, porque el camino estaba sembrado de mierda de perro, que es la naturaleza, pero oiga…
A mi me gusta la idea de queso de cabra en cualquier cosa xD
Marisineslahora says
Estoy llorando del ataque de risa que me ha dado al leerlo y revivirlo…
Muy bueno, de verdad y tal cual ocurrio, te ha faltado lo de que te metiste a dormir en la moqueta del armario/vestidor con las maletas…
La receta ya me la leeré ahora no puedo estoy llorando.
Miss Vinagre says
Don´t cry for me mamma mia! XDDD
No recuerdo lo del armario vestidor, pero me cuadra con el follon mental que tenía en el momento!
María P.M says
Superfan de tus historias para no dormir, de las pizzas y de las flores de calabacín. Y si va todo junto, uala!
Miss Vinagre says
Lo de para no dormir es bien cierto… xD No se como lo logré aquel día…
miss needles says
Me sigo partiendo de risa, y si nos hace falta y mucho con todo lo que esta pasando y pasa…
Encantada de una receta sin carne XD la estoy dejando.
Miss Vinagre says
Yo por economía y apetencia he reducido bastante el consumo de canne.
Y sí, hay que reirse un poco más la verdad xD que vaya temporada…
selestar says
Tienes que leer este libro http://www.casadellibro.com/libro-algo-supuestamente-divertido-que-nunca-volvere-a-hacer/9788499083568/1686197
Trata de su experiencia personal en un crucero de lujo. Creo que te sentirás muy identificada 😉 y te garantizo que te reirás mucho.
Miss Vinagre says
Tomo nota! A ver si lo pillo al proximo pedido que haga de libros, aunque lo buscaré en inglés xD
Lissel says
Lo que me he podido reír con el post! Y tomo nota de la receta. Qué pintaza!