Ah, ¡cuánto tiempo! Podría daros mil excusas: Me fui a por tabaco. Poco tiempo libre. Fui secuestrada por una compañía itinerante de bomberos enanos toreros. Fui absorbida por un agujero de gusano. Decidí hibernar hasta el deshielo. Una misión secreta de espionaje. Pero al final todo se resume a una única cosa: No me apetecía…